Las energías renovables tienen unas ventajas inmejorables respecto a los combustibles fósiles, ya que son inagotables a escala humana, son limpias, es decir, que no emiten CO2 en su funcionamiento y ayudan a luchar contra el cambio climático y, además, son autóctonas, es decir, que se producen con los recursos locales en lugar de tener que importarlas, con lo que aseguran la independencia energética de los países y los territorios.
En estos momentos, tras muchos años de I+D+I, tenemos dos tecnologías, la energía eólica y la solar, que han alcanzado tal grado de madurez tecnológica que, hoy en día, son las formas más baratas de producir energía. Esto es una revolución tecnológica sin precedentes, y para España, que nunca tuvo carbón de calidad, ni nada de gas o petróleo, es una oportunidad única, ya que somos un país con mucho recurso eólico y, sobre todo, somos el país con más radiación solar de Europa. En consecuencia, el poder tener una
energía barata y más competitiva que la de nuestros vecinos europeos, nos sitúa en una posición muy ventajosa.
Como se suele decir, la energía mueve el mundo, y tener energía barata y encima de origen renovable nos confiere un sinfín de posibilidades como: implantación de industria electrointensiva, atracción de nueva industria como las gigasfactorías de baterías, los centros de datos y toda la nueva industria digital que se está creando.
Por otra parte, España ha sido pionera en energías renovables, como la eólica, termosolar, fotovoltaica…esto ha permitido que se cree una importante industria nacional, una industria que ya tiene más de 96.000 profesionales, empleos de alta cualificación en su mayoría; además, la industria renovable es netamente exportadora, muy al contrario que la de los combustibles fósiles.
Hay innumerables casos de éxito de fabricantes españoles que exportan a todos los rincones del mundo, pero también de desarrolladores, ingenierías, instaladores, mantenedores, gestores de activos…es decir, estamos presentes con grandes empresas en toda la cadena de valor, lo que nos confiere una gran relevancia internacional y que multinacionales instalen en España sus hub de renovables mundiales o europeos por ese gran knowhow existente.
En definitiva, la foto actual es a todo color. Sin embargo, estamos al principio de una gran revolución energética y todavía queda mucho camino por recorrer. El primero de los escollos en los que estamos inmersos actualmente es como tener un suministro de energía constante, mediante energías intermitentes. En ese sentido la hibridación de tecnologías y los sistemas de almacenamiento de energía son gran parte de la solución, así como la gestión de la demanda y el autoconsumo.
Pero los sistemas de almacenamiento de energía todavía no tienen la madurez tecnológica y económica para su implantación masiva, por lo que es importante seguir avanzando en la mejora tecnológica a través del I+D+I y la reducción de costes, y todo esto tiene que venir acompañado de los cambios regulatorios necesarios, que den las oportunas señales de rentabilidad para la inversión.
Siendo optimistas, podemos pensar que pese a los obstáculos y riesgos para llegar a tener al 100% de la generación de energía de origen renovable, es algo por lo que vamos por buen camino y que podemos alcanzar en las próximas décadas. Sin embargo, en España, sólo el 40% de la energía primaria consumida es de origen eléctrico y el otro 60% proviene de los combustibles fósiles. Este porcentaje
es todavía peor en países menos desarrollados.
Es sobre ese 60% de energía primaria donde hoy en día encontramos más dificultades. El camino tiene que pasar, indudablemente, por apostar por la electrificación de la economía. De igual manera el transporte, gran consumidor de energía, tiene que continuar en la adopción del coche eléctrico y el uso masivo del tren para transporte de personas y de mercancías.
El hidrógeno verde como vector energético, así como otros biocombustibles, ha levantado muchas esperanzas para que seamos capaces de descarbonizar sectores como el transporte pesado, la industria de alta temperatura …sin embargo todavía está lejos en precio, eficiencia y prestaciones de los usos actuales con las energías convencionales, por lo que es necesario todavía seguir mejorando la tecnología antes de proceder con una implantación masiva.
Este cambio de paradigma tan importante requiere del acuerdo de la sociedad y del desarrollo de proyectos de una manera participativa y dialogada, con las comunidades locales y otros actores económicos tradicionales y, sobre todo, del impulso del autoconsumo y la generación distribuida, que disminuye las pérdidas por transporte de energía, mejora el funcionamiento de las redes (disminuyendo la inversión en las mismas) y minimiza el impacto ambiental y social. En este campo, en España estamos muy lejos de
nuestros vecinos europeos.
En conclusión, estamos recorriendo el principio del camino y lo estamos haciendo exitosamente, pero queda mucho camino por recorrer y obstáculos que vencer. Sin duda, la receta es a través de la tecnología y el I+D+I, sincronizando el despliegue sostenible de las tecnologías maduras con las experiencias en nuevas y prometedoras tecnologías. Y, sobre todo, tener una implicación mundial para la lucha contra el cambio climático, ya que de nada sirve esforzarnos mucho en Europa si en otros sitios no hacen el mismo esfuerzo.